domingo, 11 de diciembre de 2016

El origen de los belenes


El Belén, o también denominado Pesebre, es uno de los símbolos cristianos más conocidos durante las fechas Navideñas. La representación del nacimiento de Cristo forma parte de una tradición de la Iglesia que se remonta a hace más de ocho siglos.

Muchos son los que ignoran no solo el origen, sino el significado que encierra esta práctica que en muchos hogares se ha reducido a varias simples figuras o que se ha substituido por el árbol de navidad.

Al parecer el origen de los belenes se sitúa en plena edad media. Se cree que fue San Francisco de Asís, fundador de la Orden Franciscana, el iniciador de la representación del nacimiento entre los años 1200 y 1226. En la Navidad de 1223, estando en la ermita de Greccio, una fuerza divina lo impulsó a reproducir en vivo el misterio del nacimiento, para lo que pidió la autorización al Pontífice Honorio III.



Francisco, ayudado por un soldado llamado Juan de Grecio, comenzó los preparativos 15 días antes del 25 de diciembre. Eligió un lugar abierto donde pusieron un paño blanco, igual que sobre un altar y llevaron una gran cantidad de heno. Luego trasladaron un asno, un buey y gran cantidad de otros animales. Nueve días antes del 25 de diciembre convocó a todo el pueblo para celebrar una misa en presencia de la representación del nacimiento.

La idea de reproducir el nacimiento se popularizó rápidamente en todo el mundo cristiano. De los seres vivos se pasó a la utilización de figuras de barro y demás materiales.

A partir de aquí, su uso se extendería en todos los conventos de la orden franciscana qué serían los encargados de exportarlos al resto del mundo. Sin embargo, el gran difusor sería el Papa Juan XXIII.

Otra versión dice que el primer nacimiento se construyó en Nápoles, Italia, a finales del siglo XV y que estuvo hecho de figuras de barro. Carlos III ordenó que los belenes, llamados así en italiano, se popularizaran en todo el reino itálico y español.

Una última versión asegura que el origen del pesebre puede encontrarse en las esculturas y pinturas que colmaban las catedrales y que servían para explicar a los fieles menos instruidos en las creencias cristianas.

Por tanto en el pesebre el centro de atención debe ser el nacimiento. La necesidad de plasmar plásticamente el nacimiento de Jesucristo acompaña a todos los lugares que profesan la religión católica, entre ellas Italia, España, Francia, el Tirol austriaco, Alemania, la República Checa, Latinoamérica y Estados Unidos. Así, cada país aporta su propia idiosincrasia al belén

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